LINCOLN
Steven Spielberg, uno de los mejores realizadores de todos los tiempos, regresa un año más al panorama cinematográfico con una obra completamente diferente a lo que nos había venido ofreciendo los últimos años. Ya fuera con películas como 'Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio', 'War horse' o 'Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal', el rey Midas hacía tiempo que no se embarcaba en un proyecto de mayor calado sentimental y profundidad dramática. Con 'Lincoln', Spielberg vuelve por esa senda que le ha llevado a grandes logros como 'La lista de Schindler', 'Salvar al soldado Ryan' o, la más reciente, 'Munich'.
Aunque el director se reencuentre de nuevo con el drama, su última creación resulta ser todo lo contrario de las anteriormente nombradas. 'Lincoln' es un retrato intimista, donde la mayor parte de sus escenas se llevan a cabo en oscuros despachos y salones, y donde la palabra toma el protagonismo sustituyendo a la imagen, tónica que había sido habitual en sus anteriores largometrajes.

De esta manera nos topamos con un producto algo cansino. Sus largos 149 minutos de duración se forman de una conversación tras otra, y parece que el conjunto no avanza y se pierde en la obsesiva recreación de un director enamorado del personaje que filma. Eso sí, el estudio del 16º presidente de los Estados Unidos es tan minucioso que se convierte en lo único que llegue a importar de todo el conjunto -ya que el final nos lo sabemos-.


Pd: sobra decir que la estética y técnica son absolutamente perfectas.
Pd 2: no es de extrañar que después de tanto tiempo grabando diálogos en despachos y habitaciones la próxima película de Spielberg vaya a ser un apocalípsis robótico. Tendrá que desfogarse de alguna manera el hombre.
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Nota: 6,5/10
Lo mejor: Daniel Day-Lewis, en quien pensaremos a partir de ahora siempre que hablemos de Lincoln.
Lo peor: su excesiva duración con un destino que no compensa el camino recorrido.
Un gran personaje, en su faceta política y personal, pero demasiado charleta, en esta versión, un vara, sermoneador, y a ratos incluso un tanto lunático. Y todo en esa manera tan Spielberg, de resaltar emociones de forma descarada a través de la música, de abrazos del 'todosjuntosporfin', tan impositivo en sus sentimientos... Pero un personaje como Lincoln no puede producir una mala película y de estas tampoco Spielberg sabe hacerlas. Un saludo!
ResponderEliminarPara empezar, gracias por el comentario. Yo, en cambio, si veo evolución en esta película en el estilo de su director. No hay frases grandilocuentes ni hechos que endiosen a su protagonista, sino que se gana al público con su forma de ser y sus anécdotas, sumado todo a su gran capacidad de oratoria. Es una película redonda, pero que no llena y promete más de lo que da. ¡Un saludo!
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