RUBY SPARKS
Hace tiempo que los romances y, más aún, las comedias románticas perdieron la frescura en Hollywood. Después de varios lustros con un sinfín de bazofias, unas seguidas de otras, el cine independiente y directores sin demasiado renombre pero con un gran futuro vuelven a otorgar a un género, que hace mucho tiempo merecía la pena seguir por el buen hacer de sus historias y personajes, la calidad y, sobre todo, el respeto que se merece -tanto él mismo como el público al que va dirigido-.
Ruby Sparks (2012) va de un joven y aclamado escritor al que un día se le agota su capacidad creativa. Sumido en un pozo de soledad y soportando la gran losa del éxito pasado descubre a Ruby en sus sueños, una chica sobre la que empieza a escribir y enamorarse. Un día resulta que Ruby, la chica que él mismo creó, ha cobrado vida y vive en su casa, y que ella es tal y como la escribió.
Los personajes son lo mejor de la película, donde queda patente una vez más que, aparte de una buena historia, cualquier producto cinematográfico ha de saber cuidar a sus protagonistas. Amén de los ya mencionados anteriormente, destacar a Chris Messina como Harry, el hermano guapo de Calvin y al que todo parece irle de perlas; a la tres veces nominada al Óscar, Annette Bening como madre hippie y buenrrollista; y la sorprendente aparición de Antonio Banderas como padrastro -también hippie-.

Nota: 7/10
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