YO CONOCÍA A PAUL WALKER (D.E.P.)

Ayer, 1 de diciembre de 2013, falleció en un terrible accidente de coche el conocido actor estadounidense de 40 años Paul Walker. La vida, a veces muy cruel y retorcida, ha hecho que este hombre, famoso por la saga A todo gas -basada en carreras de coches a alta velocidad-, haya perdido la vida precisamente en la carretera, montado en un coche junto a un amigo suyo.


Las redes sociales enseguida se hicieron eco de este horrible acontecimiento, llenándose de apoyo a los amigos y familiares del actor, sobre todo a su hija de 15 años.

Sin embargo, Twitter -y las redes sociales en general- también sacó la mala leche que tienen algunos, que solo viven para poner la puntilla a todo lo que sucede en el mundo (siempre desde el lado negativo, por supuesto). Pululaban, aunque en destacada minoría -lo cual es de agradecer-, comentarios tales como que si nadie se acuerda del acompañante de Walker en el coche o de que si el actor no era para tanto o no se que...

Aquí es donde entro a explicar por qué nos afecta tanto una muerte de este tipo más allá de lo meramente humano:

Hay gente que no comprende que yo, personalmente, sí conocía a Paul Walker; y, al igual que yo, millones de personas en el mundo. Da igual que diga Paul Walker, que Amy Winehouse que Heath Ledger -por nombrar los primeros que me vienen a la cabeza-; yo conocía a los tres. He pasado con Paul Walker 824 minutos. He compartido con él casi 14 horas de mi vida -por no contar las veces en que he vuelto a ver alguna de sus películas-, así que no me vengan con milongas de por qué he de sentir o no la pérdida de un artista conocido.

Espero que este actor, ni siquiera el mejor de su generación pero, por lo que parece, un buen hombre y comprometido con diversas causas benéficas -el accidente ocurrió precisamente en el regreso de una de ellas-, encuentre la paz; y que su familia consiga superar este duro golpe.

Te echaremos de menos, Paul.

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