JOKER

Tras 23 películas del Universo Cinematográfico de Marvel y varios intentos de DC por igualar a su rival, Joker llega a las salas para hacer volar el género superheorico por los aires y mostrar que otra manera de reinterpretar los cómics es posible

crítica de joker sin spoilers

Joker está en boca de todos. Puede que de manera excesiva, pero la ocasión bien lo merece. No porque sea una obra cumbre, ni porque haga algo extremadamente rompedor, sino porque abre una vía hasta ahora muerta. La película, dirigida por Todd Phillips y producida por un estudio descomunal como Warner, demuestra que el público no se ha alienado, que su amor por las historias originales no ha muerto y que seguirá yendo al cine siempre y cuando reciba los estímulos suficientes. Por ello, en cierto modo, Joker es una especie de milagro por haber llevado a las salas a miles de personas a ver una película descarnada, eminentemente dramática, carente de acción física y con una calificación para mayores de 18 años. Vale que en otra era no habría sido necesario construir este relato sobre un personaje de cómic, pero si a partir de ahora reinterpretar historias de Marvel y DC va a suponer recibir obras como la que ahora nos ocupa, bienvenidas sean.

Y nada de esto sería posible sin Joaquin Phoenix, piedra angular del proyecto cuya mera interpretación merece el precio de la entrada. Él monopoliza la película creando un personaje cargado de matices. El intérprete muestra su excelencia en la fisicidad del personaje, en su lenguaje verbal y no verbal y en su progresiva evolución hacia la locura, pero ante todo sobresale su capacidad para expresar emociones antitéticas que provocan una desasosegante inquietud en el espectador, como esa mezcla de risa y pavor fruto de su condición de enfermo mental.

La construcción del personaje denota un exhaustivo trabajo desde la escritura y la dirección actoral, donde Phillips parece haber hecho especial hincapié. Absolutamente todo en la cinta se encuentra al servicio del intérprete y su personaje. A pesar de ser una obra indiscutiblemente artística en lo formal, la cámara y lo que la rodea lo arriesga todo al trabajo del protagonista, y en este caso la apuesta es ganadora, logrando un tono homogéneo que lo empapa todo de amargura y tenebrismo.

Debido precisamente al indudable éxito del trabajo entre Phillips y Phoenix, los aspectos negativos de Joker quedan cubiertos por una fina película que los hace pasar desapercibidos, como los excesivos subrayados para dejar claras revelaciones o ciertas emociones, el desinterés por otros personajes aparte de Arthur Fleck y cierto desaprovechamiento a nivel dramático y de puesta en escena de algunos de los momentos clave de la cinta.

Dicho esto, es cierto que aún hay distancia entre Joker y un cine más alternativo capaz de permitirse arriesgar en guión y forma, y que es una película más rompedora con respecto a su universo que fuera de él, pero para ser un producto que tiene detrás a la Warner, basado en un personaje del universo DC y titulado Joker, no podemos hacer menos que disfrutarlo y rogar por que los grandes estudios vuelvan a atreverse a producir grandes películas como esta.

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