EX MACHINA

El británico Alex Garland debuta con Ex Machina de la mano de un equipo de excepción: Domhnall Gleeson, muy en boga últimamente, Oscar Isaac y la oscarizada Alicia Vikander por su papel en La chica danesa. Una película de ciencia ficción minimalista alejada del cine de entretenimiento más convencional.


Llevaba semanas queriendo sentarme a escribir sobre Ex Machina. Vivimos unos tiempos donde la ciencia ficción se está tomando más en serio, con argumentos sesudos y bien tratados que toman al espectador por inteligente. En este sentido me refiero a películas como Gravity, Marte o Interstellar, pero Ex Machina, alejada de la temática espacial y reducida a una historia minimalista con sólo tres personajes protagonistas en una única estancia, resulta un film tierno, pero inquietante, tremendamente bello en sus formas, pero retorcido en el fondo.

En resumidas cuentas, un joven de una empresa tecnológica puntera es elegido para pasar una semana en casa del multimillonario jefe de la misma, que vive aislado en su casa inteligente alejada del resto del mundo. Su misión es llevar a cabo el test de Turing a Eva, un robot de apariencia femenina, para determinar si posee o no una verdadera inteligencia artificial.

Cuanto menos convencional resulta la película más se acerca a su tope de calidad. Una cámara que se mece, tranquila, y que deja contemplar los paisajes, pasillos y estancias; una música que te transporta y hace levitar por cada uno de esos lugares; y unos actores en estado de gracia que hacen más que suficiente la presencia de tres únicos personajes en la historia. En seguida empatizamos con Domhnall Gleeson, amamos y odiamos al escéntrico Isaac, que se come la pantalla en cada aparición, y desde el primer momento nos enamoramos de Alicia Vikander, que transmite una gran fragilidad y ternura. Si no hubiera estado nominada por La chica danesa, habría ocupado igualmente el puesto gracias a esta Ex Machina.


Con el paso de los minutos lo que viene siendo un placentero viaje hacia, parece, ninguna parte, se torna en un camino más convencional; en historia manida con resultado esperado. Aunque también deja espacio para la sorpresa, ese halo de misticidad que veníamos viviendo se esfuma para dejar paso a un desenlace que si bien venía cociéndose a fuego lento desde la mitad de la historia. Comparándola con Her, prima lejana en los apartados visual y sonoro, ésta se aleja completamente en ese mencionado tercio final. Mientras en la película de Spike Jonze todo es más sensorial, Ex Machina acaba acudiendo al clasicismo para cerrar su trama.

Una buena película, diferente, pero muy bien tratada, que gustará sobre todo a los amantes de la ciencia ficción que pidan un descanso de las habituales explosiones y combates espaciales para vivir durante un tiempo una historia diferente.

Puntuación: *** 1/2 (sobre 5)

Twitter: @feresbec

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